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viernes, septiembre 09, 2005

Oda al Presente. (Pablo Neruda)

Este
presente
liso
como una tabla,
fresco,
esta hora,
este día
limpio
como una copa nueva
—del pasado
no hay una
telaraña—,
tocamos
con los dedos
el presente,
cortamos
su medida,
dirigimos
su brote,
está viviente,
vivo,
nada tiene
de ayer irremediable,
de pasado perdido,
es nuestra
criatura,
está creciendo
en este
momento, está llevando
arena, está comiendo
en nuestras manos,
cógelo,
que no resbale,
que no se pierda en sueños
ni palabras,
agárralo,
sujétalo
y ordénalo
hasta que te obedezca,
hazlo camino,
campana,
máquina,
beso, libro,
caricia,
corta su deliciosa
fragancia de madera
y de ella
hazte una silla,
trenza
su respaldo,
pruébala,
o bien
escalera!

Sí,
escalera,
sube
en el presente,
peldaño
tras peldaño,
firmes
los pies en la madera
del presente,
hacia arriba,
hacia arriba,
no muy alto,
tan sólo
hasta que puedas
reparar
las goteras
del techo,
no muy alto,
no te vayas al cielo,
alcanza
las manzanas,
no las nubes,
ésas
déjalas
ir por el cielo, irse
hacia el pasado.

eres
tu presente,
tu manzana:
tómala
de tu árbol,
levántala
en tu
mano,
brilla
como una estrella,
tócala,
híncale el diente y ándate
silbando en el camino.

Qué recurso más barato el postear poemas conocidos cuando uno está pasando por una crisis creativa (queda a criterio del lector y/o conocedor de mi persona juzgar si alguna vez he sido creativo). Entre los libros de Neruda más simples de leer y entender - y que no sean románticos - están "Odas Elementales", "Nuevas Odas Elementales" y creo que uno más de odas, cuyo título no recuerdo. Este poema pertenece al segundo. A pesar de la simpleza y trivialidad de los textos y objetos a los que se refiere el poeta en estas odas, siempre las he encontrado fascinantes. Hay muchas que me gustan, y la "Oda al Presente" es una de mis favoritas. Quizás por la idea, ya bien bien bien trillada, de invitar a vivir el presente en plenitud. Además, las figuras que va creando a lo largo del poema las encuentro notables. Finalmente, es uno de los pocos textos que he leído (no es que haya leído demasiado a lo largo de mi vida) que me hace evocar imágenes tan potentes. En este caso, con la idea final de tomar la manzana, hincárle el diente e irse silbando por el camino ¡Qué notable!