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lunes, septiembre 26, 2005

US$ 600.

jueves, septiembre 22, 2005

Implicancias.

Pérdida de la confianza ==> Necesidad de control como solución a la desconfianza ==> Sensación de certidumbre tras suponer el control ==> Pérdida de la capacidad de cuestionar los fundamentos - supuestamente ciertos - y, por lo tanto, de reflexionar.

martes, septiembre 20, 2005

5 discos.

Una de las (tantas) cosas (triviales) a la que nunca le he encontrado mucho sentido es cuando en los medios masivos se intenta hacer un ranking de “los mejores” en el ámbito de las artes y, sobre todo, de la música (i.e., mejores canciones, discos, guitarristas, compositores, cantantes, etc., etc., etc.). Soy de la opinión de que comparar manifestaciones tan amplias como la música en un mismo recuento es, por lo menos, absurdamente ambicioso. Es cierto que existen parámetros estéticos, estilísticos y técnicos sobre los cuales apreciar el arte, pero no creo que sea correcto aplicarlos para hacer una especie de equvalencia entre las infinítamente diversas tendencias musicales que existen.

Sin embargo, lo que sí encuentro válido es proponer una lista de, por ejemplo, los discos que más influencia han tenido sobre la historia musical de una persona (lo que sea que pueda significar este último concepto).

Habiendo escrito todo lo anterior, paso entonces a presentar una lista de cinco de mis más importantes cimientos musicales, o sea, cinco discos que creo me han influenciado más en mi historia musical (por si a alguien le interesa leer un tema tan personal e irrelevante). En orden cronológico:

Queen – A Night At The Opera (1975)

Escuché por primera vez a Queen en la casa de un amigo de la infancia. Su hermano era fanático y ponía los cassettes mientras jugábamos con mis amigos del barrio. Aunque, en realidad, la primera canción que escuché de Queen fue sin saber que eran ellos, en un comercial de TV de Shell (o Esso?), en donde una mujer ponía un cassette en la radio de su auto (casi con certeza rojo) y comenzaba a sonar “I Want To Break Free”. Al margen de eso, cuando escuché la canción “Bohemian Raphsody” - que está en el “A Night At The Opera” - quedé impresionado. Recuerdo que la mezcla de melancolía, solemnidad y rabia me dejó pegado con la canción. Tiempo después (no recuerdo cuánto) me compré el disco y comencé a explorar la locura con la que fue creado. “A Night At The Opera” es una mezcla de un montón de cosas: desde rock hasta jazz, pasando por rock sinfónico (nunca me gustó mucho esa categorízación del rock), folk, jazz, pop, big band, musical estilo Brodway, etc.; y lo más importante, concebido con una creatividad y calidad increibles, lo que en general caracterizó toda la carrera de Queen. Como ejemplo, hace poco me vine a dar cuenta de que el sonido de trompetas que se escucha en la canción “Seaside Rendezvous” es en realidad generado por la voz de Roger Taylor (el baterista de la banda) procesada con efectos.

Durante mucho tiempo rallé con Queen, probablemente entre los 12 y 17 años fue lo que escuché durante el 90 % del tiempo. A veces, todavía me impresiono cuando me pongo a escuchar este disco (ahora, obviamente, en CD).

Rush – Chronicles (1990)

Acá estoy haciendo un poco de trampa, porque este disco es una recopilación doble. Cubre desde 1975 hasta 1990. Fue mi primer acercamiento a la música de Rush, probablemente como a mis 13 años, consecuencia directa de la influencia de un primo al que siempre le ha gustado esto del rock progresivo. Recuerdo que lo que más me llamó la atención fue la batería en temas como “Tom Sawyer” y “Limelight” y la onda de “A Passage To Bangkok”. Debo reconocer que me tomó años poder acostumbrarme a escuchar el material del primer disco de esta recopilación, que es el más antiguo. Supongo que debe ser porque con la experiencia mi oído ha ido aceptando otros sonidos que antes encontraba aburridos. Los verdaderos fanáticos a muerte de Rush (son cosa seria), pueden decir que a este disco le falta un montón de canciones importantísimas y buenísimas de Rush (“YYZ”, “La Villa Strangiato”, “Xanadu”, etc.). Pero, seamos francos, los verdaderos fanáticos a muerte de Rush van a encontrar así todas y cada una de sus canciones, y nunca estarían satisfechos con una recopilación. En mi opinión, con esta recopilación doble uno se puede hacer una idea más o menos general de lo que es Rush, como para después ir descubriendo sus otros muy buenos trabajos. Al menos eso fue lo que este disco me aportó, marcando de cierta forma lo que iba a ser la parte medio progresiva de mis gustos rockeros.

Joe Satriani – The Extremist (1992)

Este disco pertenece a la etapa en que, como guitarrista aficionado, comencé a interesarme por el rock instrumental basado en guitarras. La primera canción que escuché de este disco fue “Crying”, en mi Walkman durante una clase para la Prueba de Aptitud en Matemáticas, el año 1997. Recuerdo que el locutor de la radio que estaba antes en la frecuencia en la que ahora está la Duna (89.7 FM) presentó la canción como un tema de un guitarrista que tiene “problemas” para tocar la guitarra, obviamente, refiriéndose a Satriani. Yo esperaba que tocaran una canción de esas típicas con un guitarrista virtuosísimo tocando mil notas por segundo sin equivocarse, pero con cero onda. Por suerte, al final la canción resultó ser todo lo contrario. Era pura melodía y sentimiento. Acto seguido, días después fui, acompañado de unos amigos del colegio, a la disquería Billboard de Providencia casi al llegar a Suecia, a comprarme el disco en donde salía esa canción. Resultó ser la número cuatro del “The Extremist”. Qué tremendo disco! Está lleno de detalles, de sonidos exquisitos, de virtuosismo (del bueno), de pasión, de sentimiento. Fue el pundo de partida en mi entrada al mundillo de los guitarristas solistas (incluso, más recientemente, aspirando a convertirme por momentos en uno de ellos). Después de este, como era de esperarse, me seguí comprando discos de Satriani y también de otros guitarristas, algunos muy buenos, pero definitivamente este es el que forma parte de la banda sonora de mi vida.

Dream Theater – Metropolis Pt. 2: Scenes From A Memory (1999)

Dream Theater es una de las bandas que más me ha llamado la atención ultimamente. Como banda se le puede criticar un montón de cosas, pero es indesmentible que los tipos son unas bestias como músicos. Dominan a la perfección sus instrumentos y componen algunas canciones tremendas.

Este disco llegó a mi poder a través del mismo primo que me prestó el “Chronicles” de Rush. Por esos días Alfredo Lewin tenía un programa en la radio Concierto y hablaba seguido de Dream Theater, pero yo no pescaba mucho, hasta que mi primo se compró este disco y me lo prestó. Sólo puedo calificarlo como obra maestra (fanáticos de Dream Theater, recuerden que esta es mi opinión personal). Al escucharlo me pasó lo mismo que con “A Night At The Opera” de Queen, quedé absorto (que buena palabra esa, estará bien usada?). Mis gustos no son mucho de rock sinfónico, progresivo o como le llamen, estilo en el cual encasillan a Dream Theater con frecuencia. Sin embargo creo que lo que hicieron en este disco es sólo música ¿Para qué ponerle apellidos? Es música y de la buena. Las composiciones son notables. La mezcla de sonidos de piano, guitarras eléctricas extremadamente distorsionadas, guitarras clásicas, teclados, percusiones, coros gospel, etc. son increíbles. A eso hay que agregarle que la calidad de los músicos que componen la banda queda de manifiesto a lo largo del disco. Lo único que encuentro medio “chulo” es la historia que se cuenta a través de Metropolis Pt. 2. Ah! Creo que no escribí que este disco es lo que llaman un disco conceptual, que está compuesto de forma de ir narrando una historia de principio a fin durante todo el disco, pasando por varias escenas. Bueno, la cosa es que en mi opinión la historia es bien chula (involucra, entre otras cosas, a dos hermanos “interesados” en la misma mujer), lo bueno es que como las letras son en inglés, la mayoría de las cosas no suenan tan clichés en comparación a cómo sonarían si estuvieran cantadas en castellano.

U2 – All That You Can't Leave Behind (2000)

Este disco no es que me haya sorprendido tanto, ni que las ejecuciones de los instrumentos sean tan increíbles, ni que la calidad de las composiciones sea tan buena... Es sólo que cuando lo escucho me dan ganas de ser Bono y de subirme al escenario con U2 a cantar “It's a beautiful daaaaaaay...”. Y eso no me pasa con muchos discos. No sé, este tiene una onda que me agrada, es como un escape entre tanta basura (musical y no musical) que anda dando vueltas ultimamente. También creo que es el mejor disco de U2 desde el “Achtung Baby” hasta hoy, aunque quizás el último (“How To Dismantle An Atomic Bomb”) se le acerque. Las letras de Bono siempre me han gustado, tiene talento para escribir la poesía que canta, y en este disco no se queda corto. Puede que este disco sea el último hito importante en la banda sonora de lo que va de mi vida, así que obviamente merecía el reconocimiento en esta lista.

Bien, dejo hasta acá este artículo (en parte porque me dio sueño y mañana tengo que seguir temprano con la lucha por intentar titularme de ingeniero). Espero que se hayan entretenido un rato al leerlo y que, a lo mejor, les sirva para conocer otro tipo de música que no están acostumbrados a escuchar. Si quieren, pueden proponer sus propias listas de discos como comentarios a este artículo (así también se me quitarían las ganas de cerrar este blog por falta de lectores) o escribir opiniones sobre los que nombré yo en la mía.

Gracias... Totales.
FICH

Nota: carátulas de los discos tomadas del sitio http://www.amazon.com

viernes, septiembre 09, 2005

Oda al Presente. (Pablo Neruda)

Este
presente
liso
como una tabla,
fresco,
esta hora,
este día
limpio
como una copa nueva
—del pasado
no hay una
telaraña—,
tocamos
con los dedos
el presente,
cortamos
su medida,
dirigimos
su brote,
está viviente,
vivo,
nada tiene
de ayer irremediable,
de pasado perdido,
es nuestra
criatura,
está creciendo
en este
momento, está llevando
arena, está comiendo
en nuestras manos,
cógelo,
que no resbale,
que no se pierda en sueños
ni palabras,
agárralo,
sujétalo
y ordénalo
hasta que te obedezca,
hazlo camino,
campana,
máquina,
beso, libro,
caricia,
corta su deliciosa
fragancia de madera
y de ella
hazte una silla,
trenza
su respaldo,
pruébala,
o bien
escalera!

Sí,
escalera,
sube
en el presente,
peldaño
tras peldaño,
firmes
los pies en la madera
del presente,
hacia arriba,
hacia arriba,
no muy alto,
tan sólo
hasta que puedas
reparar
las goteras
del techo,
no muy alto,
no te vayas al cielo,
alcanza
las manzanas,
no las nubes,
ésas
déjalas
ir por el cielo, irse
hacia el pasado.

eres
tu presente,
tu manzana:
tómala
de tu árbol,
levántala
en tu
mano,
brilla
como una estrella,
tócala,
híncale el diente y ándate
silbando en el camino.

Qué recurso más barato el postear poemas conocidos cuando uno está pasando por una crisis creativa (queda a criterio del lector y/o conocedor de mi persona juzgar si alguna vez he sido creativo). Entre los libros de Neruda más simples de leer y entender - y que no sean románticos - están "Odas Elementales", "Nuevas Odas Elementales" y creo que uno más de odas, cuyo título no recuerdo. Este poema pertenece al segundo. A pesar de la simpleza y trivialidad de los textos y objetos a los que se refiere el poeta en estas odas, siempre las he encontrado fascinantes. Hay muchas que me gustan, y la "Oda al Presente" es una de mis favoritas. Quizás por la idea, ya bien bien bien trillada, de invitar a vivir el presente en plenitud. Además, las figuras que va creando a lo largo del poema las encuentro notables. Finalmente, es uno de los pocos textos que he leído (no es que haya leído demasiado a lo largo de mi vida) que me hace evocar imágenes tan potentes. En este caso, con la idea final de tomar la manzana, hincárle el diente e irse silbando por el camino ¡Qué notable!

miércoles, septiembre 07, 2005

Desvariando un rato.

Ultimamente me ha estado dando vueltas en la cabeza una idea que, estoy seguro, le escuché a Humberto Maturana en un capítulo de "La Belleza de Pensar".
Escribí que "estoy seguro" de haberla escuchado, porque la busqué en el texto de la entrevista y no la encontré. A lo mejor no la transcribieron o a lo mejor mi memoria me traiciona y estoy comenzando a inventar cosas (nada raro, considerando mi estado mental durante el último tiempo).
En fin, dejando las peladas de cable personales de lado por un momento (y cambiándolas por peladas de cable de terceras personas, je), mientras conversaban Humberto Maturana - personaje muchas veces demasiado complicado para mí - y Cristián Warnken sobre el "conocimiento", el primero planteó algo así como que él no buscaba "conocer" completamente a las personas, porque decía que en el momento en que creíamos conocerlas completamente, también se volvían irrelevantes para uno.
Esto lo ejemplificaba diciendo: "¿Para qué voy a escuchar la opinión de mi amigo? Total, lo conozco, por lo tanto sé con certeza lo que me va a decir y puedo evitar perder el tiempo escuchándolo." (La frase no es absolutamente fiel a lo que dijo, sino que es lo que mi memoria recrea).
Dentro de lo que recuerdo, también planteaba algo similar sobre el conocimiento de sí mismo, por muy paradójico que parezca.
Ahora, es muy probable que en vez de "conocerse" a sí mismo y "conocer" a las personas, Maturana haya propuesto otra forma de interacción. Supongo que debiera ser así, si no ¿Cuál sería el objetivo final de las relaciones interpersonales y de tanta filosofía, creencia o técnica basada en el conocimiento de sí mismo?
En fin, no espero respuesta a esa pregunta, sobre todo porque es muy posible que esté mal planteada, que a nadie le interese pensar en el tema o que, en el peor de los casos, no tenga ningún sentido (Lo siento, pero no soy filósofo, sólo escribo sobre la base de mi razón, inspiración y memoria).

jueves, septiembre 01, 2005

Guerra.


Guerra, maldita guerra.
La ambición del hombre por dominar al hombre.
Porque mi dios me reveló la absoluta verdad,
y el tuyo no está incluido en ella.
Porque tus tierras no son tus tierras,
y me pertenecen.
Porque me robaste, y tengo que robarte.
Porque no puedo demostrarte mi humana debilidad.
Lo mismo, siempre hambre, horrible hambre,
para los débiles...
Lo mismo, siempre humillación, horrible humillación,
para los débiles...
Lo mismo, siempre mutilación, horrible mutilación,
para los débiles...
Lo mismo, siempre muerte, horrible muerte,
para los débiles...
Y te sigues llenando los bolsillos de dinero,
y tiñendo las manos del color
de la sangre de los que mataste
o de los que mandaste a morir
por tu causa justa y noble.